UNA CHICA
DROGADA
Recuerdo que un día
al salir a la calle vi el semáforo que estaba verde y una chica en medio sin
moverse y los coches parados. Me acerqué a ella y vi que estaba drogada. Le
dije que si quería le acompañaría a su casa y ella con mucho genio me contestó
que la dejara tranquila y no le quitara el sueño. La forcé a pasar a la acera
y le repetí que si quería le acompañaría a su casa
y ella me repitió que no le
quitara el sueño.
A veces, no puedes ayudar, porque no se dejan. Es verdad que nosotros no lo
podemos resolver todo, pero sí que podemos aportar nuestro granito de arena
para ir destruyendo el mal que hay en el mundo.
Aprendamos la gran lección que nos da la Virgen María de la Merced : A tener
un corazón sensible a las necesidades de las otras personas, como nos ha
enseñado ella misma en el evangelio de hoy. Un corazón esperanzado dónde no
quepa ni la tristeza, ni el odio,
porque son cosas que deprimen y sacan las ganas de hacer el bien.
Un corazón fiel, capaz de
entusiasmarse con la Buena Nueva de Jesús y querer, como él, ayudar a las
personas que nos rodean a ser libres y a sentirse más plenamente hijos e hijas
de Dios
¿Señor cuando te vimos
hambriento, o sediento, desnudo, o
enfermo o en la cárcel y no te asistimos? ... En verdad os digo: cuanto no lo
hicisteis a uno de estos, los más pequeños,
a mí no me lo hicisteis (Mt 25, 45)
Ahora ponerlo en afirmativo.