Primer Domingo de Cuaresma  - Ciclo A  
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Las tres tentaciones en el desierto. Retablo de la Catedral Vieja de Salamanca.Sin duda que, hoy, al entrar en la iglesia y al comenzar nuestra celebración eucarística, os habréis dado cuenta de que estamos en el primer domingo de cuaresma: El altar sin flores, los cantos penitenciales, las letanías al empezar la Misa, el color morado de los ornamentos del sacerdote y el acompañamiento del canto.

Tiempo de cuaresma, tiempo de reflexión, de conversión, de preparación para la gran fiesta de la Pascua.

En la primera lectura del Génesis (Gn 2,7-9; 3,1-7), con un lenguaje popular, se nos quiere dar una respuesta teológica de cómo es el hombre. El hombre es una artesanía de Dios. Obra máxima de su creación. Materia ennoblecida por su aliento, que es vida. Vida a nivel de espíritu, de inteligencia y amor. Vida que necesita desarrollarse familiarmente en comunicación con Dios y los hermanos, que, por ser vida, desea felicidad más allá de la muerte. Persona humana libre y responsable, que es tentada por un ser inteligente, que le incita al orgullo para hacerse igual a Dios

El hombre es tentado, muchas veces en su vida y también puesto a prueba, pero tengamos presente estas palabras de san Pablo: Ninguna prueba habéis tenido que rebase lo soportable, y podéis confiar en que Dios no permitirá que seáis puestos a prueba por encima de vuestras fuerzas; al contrario, junto a la prueba, os proporcionará fuerzas suficientes para superarla (1Cor 10,13).

Jesús tentado en el desierto. The Bible in Pictures, Rvd. P. Ralph Kirby, editorial Odhams Press, Londres. 1957.Jesús, nuestro modelo, nos da un ejemplo de recogimiento y de reflexión sobre la vida. Jesús se va al desierto y permanece allí cuarenta días y cuarenta noches, ayunando y haciendo penitencia, no por sus pecados, sino por nuestros pecados.

No iba a dedicar mucho tiempo para predicar el reino de Dios, y, aún así, piensa que, antes de empezar su vida pública, ha de pasar unos días de oración y silencio, de comunicación con su Padre.

Este ejemplo de Jesús nos invita a reflexionar seriamente sobre nuestra vida cristiana y ver qué lugar ocupa Dios en ella.

Al acabar los cuarenta días y las cuarenta noches de penitencia, Jesús es tentado. Jesús sabía muy bien que la vida del hombre es una tentación continua. La primera lectura nos ha explicado cómo los primeros padres fueron tentados y sucumbieron a la tentación, en el evangelio Jesús no cede ante las tentaciones.

La gran tentación del siglo actual es que el hombre cree que no es tentado o que la tentación no le puede hacer ningún daño. Para mí, una de las tentaciones de ahora, es que ante cualquier cosa el demonio nos hace creer que da igual, o sea, que se nos presentan como buenas, decimos: ¡es normal!, cuando en realidad son malas. Por ejemplo, decir que, un joven y una joven se vayan a vivir juntos sin haberse casado, como todos lo hace… ¡es normal!, así como las relaciones prematrimoniales, el aborto; no asistir a la celebración de la Misa el domingo… etc. etc.

Pedro nos dice que nuestro enemigo, el diablo, es como un león rugiente que da vueltas, mirando a quien devorar, y el mismo Jesús nos enseña a decir en la oración del Padrenuestro: No nos dejes caer en la tentación (Mt 6,13).

El demonio tienta al hombre igual que tentó a Jesús

En la primera tentación de Jesús el demonio le dice que convierta las piedras en pan. El hombre también es tentado por los bienes materiales. Sabemos que las personas somos algo más que el estómago y la cartera. No puede ser que toda la vida del hombre no sea más que el bienestar económico o el placer, sería un vacío tremendo. Mirad también la televisión y me daréis la razón, la tentación es continua sobre el bienestar material y el placer.

Los ángeles con Jesús, después de las tentaciones. The Bible in Pictures, Rvd. P. Ralph Kirby, editorial Odhams Press, Londres. 1957.Jesús le contestó: Está escrito: No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.

En la segunda tentación le dice que se tire desde el alero del templo. Hoy muchos cristianos piden a Dios milagros, o que se haga su voluntad, pero no la de Dios. ¡Cuántas personas dicen que han perdido la fe, porque la muerte ha visitado a un familiar, a un ser querido, el padre, la madre o el hijo, y no lo aceptan!

¡Cuántas personas hay que se quejan de Dios, porque Dios no les escucha! Rezo, y no me sirve de nada. Dios no acostumbra a hacer milagros para cumplir nuestra voluntad.

La tercera tentación es buscar otros dioses que no son el verdadero Dios. Al Señor tu Dios adorarás y a él solo dará culto. No a los dioses falsos del egoísmo, la envidia, el odio, el placer sexual, el dinero, etc.

Preguntémonos también por la abstinencia del viernes, ¿qué pienso hacer en este tiempo de cuaresma?

Cuaresma, Preparación para la Pascua

El prefacio de cuaresma, nos dice, de una manera muy sintetizada, qué espera la Iglesia de los cristianos en este tiempo de cuaresma.

Por Cristo, Señor nuestro, concedes a tus hijos anhelar, año tras año, con el gozo de habernos purificado, la solemnidad de la Pascual, para que dedicados con mayor enteres a la alabanza divina y al amor fraternos, por la celebración de estos misterios que nos dieron nueva vida, lleguemos a ser con plenitud hijos de Dios.

Así, dándonos más intensamente al amor y a al servicio a los hermanos, llegaremos a ser plenamente hijos de Dios

La actitud del cristiano durante la cuaresma se define, cada año, por la espera y preparación a la celebración de la Pascua. Esta Pascua no es algo que ocurrió, la pascua histórica del Cristo, un hecho pasado no se prepara, ni se desea, se trata de la celebración de la PASCUA, de su actualización sacramental, vivencia real aquí y ahora, sobre todo en la Noche Pascual.

¿Como la hemos que preparar? ‑Con alegría y conversión de corazón.

Una nota característica del cristiano es la alegría, de reconocernos pecadores, arrepentirnos de nuestros pecados y, como Jesús, hacen penitencia, pero la alegría nunca ha de faltar en nuestros corazones.

Esta alegría, la tendremos si en este tiempo cuaresmal, más que nunca, buscamos ratos, cortos o largos, para ponernos ante Dios en oración y, si podemos, en la participación diaria de la santa Misa.

Dándonos más intensamente con amor al servicio de los hermanos. Este amor a los hermanos, lo podamos concretar visitando enfermos o a las personas que viven solas, o trabajando en obras de voluntariado, o en otras actividades sociales o eclesiales, y acordándonos de los pobres y sus necesidades, dando un donativo con una delicadeza especial, y también en el trato con las personas con las que convivimos.

El objetivo último al cual tiende este proceso cuaresma-pascua es llegar a ser plenamente hijos de Dios. Dice: plenamente, porque ya lo somos por el sacramento del bautismo, pero no lo somos plenamente como hijos que el Padre ama y espera que gocemos de su presencia eternamente en el cielo.

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