JUEVES SANTO
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Mestre d'Amiens. L'últim sopar. (117 x 51 cm)Queridos amigos: Nos hemos reunido en esta tarde del Jueves Santo para celebrar la institución de la Eucaristía, el sacerdocio y aprender la gran lección que Jesús nos da, el mandamiento nuevo, el amor.

Estas son las ideas principales de este Jueves Santo, eucaristía, sacerdocio y amor. No podemos comentarlas todas porque el tema es muy amplio. Nos centraremos en la Eucaristía.

Plegaria después de la consagración

El sacerdote inclinado ante el altar reza la plegaria de la Eucaristía que se encuentra en el misal.

 

Dirige tu mirada serena y bondadosa sobre esta ofrenda: y aceptadla como aceptaste los dones del justo Abel, el sacrificio de Abrahán nuestro padre en la fe, y la oblación pura de tu suma sacerdote Melquísedec.

Nuestra plegaria en esta noche tan solemne es: Señor, acepta nuestro sacrificio vespertino como te dignaste aceptar el sacrificio del justo Abel, el sacrificio de Abrahán, nuestro padre en la fe y la oblación pura del  sumo sacerdote Melquísedec.

Sacrificio de Abel

Los dos hermanos, Caín y Abel ofrecían sacrificios a Dios. Caín ofrecía los frutos de la tierra y Abel las ovejas de su rebaño. Dios aceptaba el sacrificio de Abel, porque salía de un corazón puro y no aceptaba el sacrificio de Caín. El humo del sacrificio de Abel subía cielo (Gen 4,3-8).

El Señor aceptará nuestro ofrenda si tenemos el corazón puro como Abel.

Sacrificio de Abrahán.

Dios le había prometido que su descendencia sería más grande que las estrellas del cielo y le pide que sacrifique su único hijo, Isaac. Abrahán no pide explicaciones a Dios y se propone sacrificar a su hijo. Cuando tenía la mano levantada con el cuchillo para sacrificarlo un ángel del Señor le gritó que no lo hiciera y mirando alrededor vio un cordero al que lo sacrificó en lugar de su hijo, Isaac. Abrahán, el gran patriarca se propone ofrecer a su hijo Isaac confiando en la palabra de Dios y en esto manifiesta su fe ejemplar.(Gen 22, 1-22).

Señor, haz  que tengamos la fe de Abrahán.

El gran sacerdote Melquísedec

Cuando Abrahán volvió vencedor de una batalla contra sus enemigos, Melquísedec, rey de Salem, ofreció pan y vino porque era sacerdote del Dios Altísimo (Gen 14,17).

El sacrificio de Melqulsedec, que ofreció pan y vino, era una figura del sacrificio de la Eucaristía. También nosotros ofrecemos pan y vino para que se conviertan en el cuerpo y la sangre de Jesucristo.

¿Habéis pensado cristianos que me escucháis, lo que estamos haciendo? Presentamos al Padre, nada más y nada menos, que el cuerpo y la sangre de Cristo. No presentamos frutos de la tierra, animales, como hacen los Judíos, presentamos al mismo Jesucristo que se ofreció en la cruz por nuestra salvación.

Institución de la Eucaristía

Lo hemos escuchado muchas veces, que el Señor Jesús el día antes de su pasión tomó pan en sus venerables manos, y dando gracias lo partió y lo dio a sus discípulos y dijo: Tomad  y comed todos de él porque esto es mi Cuerpo, que será  entregado por vosotros.

 

Después de haber cenado tomó el cáliz , y nuevamente dando gracias, lo pasó a sus discípulos , diciendo: Tomad y bebed todos de él , porque este es el cáliz de mi Sangre, Sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por vosotros y por todos los hombres para el perdón de los pecados.

Al ofrecer el cuerpo y la sangre de Jesús, cumplimos el mandato que El nos dio, cuando dijo: Haced  esto en conmemoración mía. Esta es nuestra ofrenda, este es nuestro sacrificio.

Mañana, Viernes Santo, contemplaremos a Jesús en una cruz y como su sangre se derramaba sobre la tierra. Jesús, el gran sacerdote, ofrece su  sacrificio para que Dios perdone los pecados de todos el hombres.

L'Últim sopar. Francesco Bassano (1549-1592). Museo del Prado (Madrid).La Eucaristía es el mismo sacrificio de Jesús

El sacrificio de la misa es el mismo sacrificio de la cruz, porque en la cruz, se ofreció Jesús y nosotros los cristianos ofrecemos también el cuerpo y la sangre de Cristo. En la cruz la sangre de Jesús estaba separada de su cuerpo, también en la misa el cuerpo, la hostia consagrada, está separado de su sangre, el vino consagrado.

He dicho que nosotros los cristianos ofrecemos el cuerpo y la sangre de Cristo, porque todos nosotros, los bautizados, formamos un pueblo sacerdotal, El bautizo nos hace partícipes del sacerdocio de Cristo y como pueblo sacerdotal, pueblo consagrado a Dios, podemos ofrecer este sacrificio.

Es verdad que solamente el sacerdote, que ha recibido el sacramento del orden, en nombre de Cristo, convierte el pan y el vino en el cuerpo y la sangre de Cristo, pero también es verdad que todo el pueblo cristiano ofrece al Padre el sacrificio. Por esto el sacerdote se dirige al pueblo de Dios y dice: Orad hermanos para que este sacrificio mío y vuestro sea agradable a Dios Padre todopoderoso.

El sacrificio de la cruz es el sacrificio de los miembros de la Iglesia

Dice el Catecismo de la Iglesia Católica: El sacrificio de Cristo es el sacrificio de los miembros de su cuerpo. La vida de los fieles, la alabanza, sus sufrimientos, la plegaria, sus trabajos, se unen a los de Cristo y a su ofrenda total, y adquieren así un nuevo valor. El sacrificio de Cristo presente en el altar da a todas las generaciones de cristianos la posibilidad de unirse a su ofrenda(C. E. C. 1368).

¡Oh cristianos que me escucháis! Si comprendiéramos el gran tesoro que nos ha dejado Jesucristo, el día antes de su pasión, en el sacrificio de la misa, no solamente iríamos a misa  los domingos, que es el día del Señor, sino los días laborables que pudiéramos ir.

Señor, Jesús, os agradecemos de todo corazón el habernos dejado como memorial de vuestra Pasión y Muerte el sacrificio de la misa, que estamos celebramos.

       

          Gracias, gracias, Jesús.

         Que paséis un buen día del Jueves Santo.